domingo, 17 de enero de 2016

"Para abajo, Escarabajo!" (Introducción) De Dique Luján a los lagos del Sur

Cuando las personas razonables pretenden contar una historia, normalmente comienzan por el principio. Pero si nosotros fuéramos razonables, no tendríamos ninguna historia que contar. Nuestras vidas se organizan y suceden a partir de lo que aparece en nuestras fantasías. En las mentes de quienes se dedican a realizar sus imaginaciones, la frontera entre lo ensoñado y lo real, se vuelve una materia incierta. El tiempo deja de ser una constante lineal que va del pasado al futuro. A menudo se detiene y en ocasiones creemos ver que se mueve hacia atrás. Desde una cronología ambigua, todos los planes y los hechos a narrar se vuelven imprecisos. De modo que no podemos hacernos responsables del resultado de este relato -que en realidad se cuenta a sí mismo-. En todo caso, sólo intentaremos escribirlo... 

Vivimos la mitad de la semana en una casa que flota, casi siempre, sobre las aguas del Río Luján. Aunque a veces, según cómo se combine el viento con los cambios de las mareas y las crecidas, el agua en la que flotamos es la del Paraná de las Palmas. 

Pero hay claros indicios de que antes aquí estuvo el mar. Hace poco, durante una excavación en el campo del vecino de al lado, apareció el esqueleto de una ballena. 


Estamos en las afueras del pueblito de Dique Luján, en los humedales de Maschwitz. Hoy, este es el lugar donde termina el Delta y el paisaje se transforma en una pampa inundable que fuga hacia la puesta del sol. 



La pregunta que nos hacemos es: si por miles de años esto fue el lecho marino, ¿no podría suceder que algún día el mar decida volver? 
De allí surgió la idea de que, si queríamos vivir en el territorio de las aguas, lo mejor y lo más prudente sería flotar... 



Ya van unos cuantos años desde que decidí vivir de acuerdo a mis fantasías y tomármelas tan en serio, como para transformarlas en proyectos. Desde entonces me dedico a realizar sueños delirantes. Mi lema es: CREO LO QUE CREO. Donde creer y crear son una misma cosa. Pero esto no es un invento mío; más adelante veremos que así es como funciona el Universo. 





Ahora le cedo el teclado a Flor, para comenzar el sueño que queremos contar en este blog. Un viaje de exploración a la Patagonia, en busca de un lago donde fundar otro ecovecindario de casas flotantes. Una travesía de ocho mil kilómetros en mi fiel Escarabajo que, al igual que yo, es modelo ´58. 








El resto de la semana vivimos en el Rancho Alegre; la burbuja terrenal que inventé para concretar varias de mis quimeras. 
En esta casa alejada -sobre todo del "deber ser"- se expresan mis almas más genuinas: la posadera, la cocinera, la escritora, la decoradora, la contempladora de cada hoja nueva que brota, de los fuegos y las perras, de los cambios de luz y temperatura... 


Aquí es donde los viajes de mi imaginación empezaron a bajar a tierra. 





Con Anibal nos conocimos cuando fui a su casa flotante, a entrevistarlo para la revista Día 32. Esa charla se extendió hasta la caída del sol, pero continúa aún hoy, un año después. 

Nos potenciamos la dura creencia de vivir con reglas propias. En libertad, trascendencia y con amor por las cosas que, así como son de simples, son de inexplicables. Tan quietos como somos de inquietos, no nos gustan las vacaciones. Nos gustan los viajes. 

¿La diferencia? La intención. Estar en tránsito es un bien estar. Llegar es el fin. En tanto: abrir los ojos y dejar entrar los colores, zigzaguear en el barro, armar frases con el trino de los pájaros y sentarse sucios sobre los sillones blancos. 
Un mapa en la mano y un destino. Si es desconocido, mejor. Si es lejos, mejor. Si hablan otro idioma, mejor. Y si no hay fecha de regreso, mucho mejor.   

Llegó el momento de la partida. Salimos y volvimos. El Escarabajo no estaba en condiciones de llegar a los lagos del Sur, y nosotros todavía no habíamos encontrado la inspiración para empezar a escribir. Como suele ocurrir, el fracaso resultó ser una bendición. 

Continuará... (Cap. 1) Hizo falta tanto aceite para llegar a Monte Bubi... 

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